domingo, 4 de marzo de 2012

Bibliotecas y Literatura juvenil




Generalmente, cuando hablamos de Literatura ( así, con mayúsculas) siempre tendemos a pensar sólo en la adulta pero ¿ qué pasa con la Infantil o la Juvenil? ¿ No son también Literatura?

¡ Claro que sí ¡ pero se les tiende a considerar un género menor. Un grave error éste ya que de menor no tienen nada sino todo lo contrario. Tanto la Literatura Infantil como la Juvenil tienen un importantísimo peso, quizá más que la adulta, ya que de ellas dependen los futuros lectores adultos.

Enganchar a un niño a la lectura es relativamente fácil, pero ¿ qué ocurre con los adolescentes? Se da muchas veces por hecho que los jóvenes leen. Al estar en el Colegio o en el Instituto siempre van cargados con libros y acuden a las Bibliotecas a tomarlos prestados pero la gran mayoría de estos jóvenes tan sólo acude a la biblioteca a por ese libro que le han mandado en el Instituto luego, cuando acaba el curso, ya no se vuelve a acercar. ¿Por qué?

Las causas pueden ser muchas pero personalmente la achaco a una: la mala selección de lecturas que se hacen en los cursos de ESO. Considero que es un gravísimo error hacerle leer a un joven de 14 ó 15 años libros como "El nombre de la rosa" o "Los pilares de la Tierra" sencillamente porque no los entienden y acaban aburriéndose tanto que luego no vuelven a coger un libro en su vida porque les ha traumatizado. Lo mismo ocurre cuando se les pone, en 2º de ESO o, a veces también en 1º, clásicos como "La Celestina".  ¿Por qué no se apuesta por la actual Litertura juvenil? ¿ por qué a la hora de optar por un clásico no se hace por uno de Literatura juvenil como puede ser "La isla del tesoro" sin ir más lejos? Ya tendrán tiempo, en Bachillerato, de leer "La Celestina" o "El Quijote". Hay que buscar y proponer títulos con los que se sientan a gusto, con los que se identifiquen.

Este panorama que he expuesto es al que me enfrento muchas veces en la biblioteca. Los índices de lectura entre los jóvenes son buenos pero no todo lo altos que deberían ser. La gran mayoría de jóvenes lectores que acuden a la biblioteca, tanto en invierno como en verano, no lo hacen por iniciativa propia sino acompañados de la lista de lecturas obligadas en el Colegio o en el Instituto. ¿Qué se puede hacer para cambiar esta situación?


Es verdad, que es un poco difícil hacer que un joven que ha perdido todo el interés por la lectura se reencuentre con ella pero no es una tarea imposible. 
Lo primero que debemos hacer, como bibliotecarios, es ponernos en la piel de estos jóvenes. De la misma forma que estamos atentos a cuáles son las últimas novedades en la Literatura para adultos tenemos que hacer lo mismo con la juvenil. Pero no sólo hay que consultar catálogos, si es posible también leer estas novedades para poder aconsejar y recomendar. No es malo ni menos profesional o inculto que, como bibliotecarios, leamos Literatura juvenil.

La labor que tenemos las bibliotecas como difusoras de la Literatura juvenil es clave. No somos enemigas de las editoriales sino todo lo contrario: aliadas. Al igual que damos a conocer cuáles son las últimas novedades para adultos y las difundimos o recomendamos entre nuestros lectores, se ha de hacer lo mismo con la Literatura juvenil. Nunca debemos cometer el error de considerarla un género inferior puesto que no lo es. Insisto, como la Infantil, es   fundamental porque de ella surgen los lectores adultos. Además, actualmente, la Literatura juvenil que se escribe es buenísima, hay títulos que no sólo logran enganchar a los jóvenes sino también a muchos adultos. Las bibliotecas podemos- y lo somos- ser un medio muy útil para dar a conocer a nuevos autores y títulos de Literatura juvenil. Contribuimos, y mucho, al desarrollo de esta Literatura.


El binomio Literatura juvenil-Bibliotecas es lógico porque el objetivo que se persigue es común: fomentar el gusto por la lectura.


Y ello implica que, para lograrlo,  la sección juvenil de una biblioteca deba estar siempre actualizada. Que en ella, el lector, encuentre el libro que anda buscando. Una sección en la que tengan cabida tanto los grandes clásicos de la Literatura Juvenil como los nuevos escritores. Nunca,  jamás, debemos cometer el error de menospreciar a un lector que opta por llevarse a casa el último título de la saga de Harry Potter en vez de optar por "La isla del tesoro". Tanto uno como otro, a pesar de las diferencias que puedan tener, busca un mismo objetivo: que el lector se lo pase bien leyendo y que, al acabar, corra a por otro ejemplar.


El bibliotecario/ la bibliotecaria ha de ponerse en la piel del joven lector. Empatizar con él y ella. Interesarse por los títulos que le gustan, aceptar sus sugerencias o, incluso por qué no, pedirles consejo sobre cuáles son sus autores favoritos o cómo se podría mejorar la sección juvenil de la biblioteca.


En una palabra: aliarse con ellos. Si lo que queremos es que los jóvenes lean hay que acercarse a ellos no ponerles obstáculos.


Y vosotros ¿ qué opináis?