lunes, 28 de septiembre de 2009

La Cenicienta de Roal Dahl


Ayer encontré una bellísima poesía que hablaba del amor surgido entre un Pirata y una Princesa en una Biblioteca ( ¿ la de El Perelló?, puede). Hoy me he metido en esta página y he encontrado esta divertida versión de La Cenicienta de Roal Dahl un escritor que me encanta y que creo que es de los que hacer una buenísima labor en pro del Fomento y del gusto por la lectura entre los más pequeños. Espero que os guste, a mí particularmente me emociona esta versión un poco más divertida.


LA CENICIENTA


"¡Si ya nos la sabemos de memoria!",

diréis. Y, sin embargo, de esta historia

tenéis una versión falsificada,

rosada, tonta, cursi, azucarada,

que alguien con la mollera un poco rancia

consideró mejor para la infancia...


El lío se organiza en el momento

en que las Hermanastras de este cuento

se marchan a Palacio y la pequeña

se queda en la bodega a partir leña.

Allí, entre los ratones llora y grita,

golpea la pared, se desgañita:


"¡Quiero salir de aquí! ¡Malditas brujas!

¡¡Os arrancaré el moño por granujas!!".

Y así hasta que por fin asoma el Hada

por el encierro en el que está su ahijada.

"¿Qué puedo hacer por ti, Ceny querida?

¿Por qué gritas así? ¿Tan mala vida

te dan esas lechuzas?". "¡Frita estoy

porque ellas van al baile y yo no voy!".

La chica patalea furibunda:


"¡Pues yo también iré a esa fiesta inmunda!

¡Quiero un traje de noche, un paje, un coche,

zapatos de charol, sortija, broche,

pendientes de coral, pantys de seda

y aromas de París para que pueda

enamorar al Príncipe en seguida

con mi belleza fina y distinguida!".


Y dicho y hecho, al punto Cenicienta,

en menos tiempo del que aquí se cuenta,

se personó en Palacio, en plena disco,

dejando a sus rivales hechas cisco.


Con Ceny bailó el Príncipe rocks miles

tomándola en sus brazos varoniles

y ella se le abrazó con tal vigor

que allí perdió su Alteza su valor,

y mientras la miró no fue posible

que le dijera cosa inteligible.


Al dar las doce Ceny pensó: "Nena,

como no corras la hemos hecho buena",

y el Príncipe gritó: "¡No me abandones!",

mientras se le agarraba a los riñones,

y ella tirando y él hecho un pelmazo

hasta que el traje se hizo mil pedazos.


La pobre se escapó medio en camisa,

pero perdió un zapato con la prisa.

el Príncipe, embobado, lo tomó

y ante la Corte entera declaró:


"¡La dueña del pie que entre en el zapato

será mi dulce esposa, o yo me mato!".

Después, como era un poco despistado,

dejó en una bandeja el chanclo amado.

Una Hermanastra dijo: "¡Ésta es la mía!",

y, en vista de que nadie la veía,

pescó el zapato, lo tiró al retrete

y lo escamoteó en un periquete.

En su lugar, disimuladamente,

dejó su zapatilla maloliente.


En cuanto salió el Sol, salió su Alteza

por la ciudad con toda ligereza

en busca de la dueña de la prenda.

De casa en casa fue, de tienda en tienda,

e hicieron cola muchas damiselas

sin resultado. Aquella vil chinela,

incómoda, pestífera y chotuna,

no le sentaba bien a dama alguna.


Así hasta que fue el turno de la casa

de Cenicienta... "¡Pasa, Alteza, pasa!",

dijeron las perversas Hermanastras

y, tras guiñar un ojo a la Madrastra,

se puso la de más cara de cerdo

su propia zapatilla en el pie izquierdo.


El Príncipe dio un grito, horrorizado,

pero ella gritó más: "¡Ha entrado! ¡Ha entrado!

¡Seré tu dulce esposa!". "¡Un cuerno frito!".

"¡Has dado tu palabra. Principito,

precioso mío!". "¿Sí? -rugió su Alteza.

--¡Ordeno que le corten la cabeza!".

Se la cortaron de un único tajo

y el Príncipe se dijo: "Buen trabajo.

Así no está tan fea". De inmediato

gritó la otra Hermanastra: "¡Mi zapato!

¡Dejad que me lo pruebe!". "¡Prueba esto!",

bramó su Alteza Real con muy mal gesto

y, echando mano de su real espada,

la descocó de una estocada;

cayó la cabezota en la moqueta,

dio un par de botes y se quedó

quieta...


En la cocina Cenicienta estaba

quitándoles las vainas a unas habas

cuando escuchó los botes, -pam, pam, pam-

del coco de su hermana en el zaguán,

así que se asomó desde la puerta

y preguntó: "¿Tan pronto y ya despierta?".

El Príncipe dio un salto: "¡Otro melón!",

y a Ceny le dio un vuelco el corazón.

"¡Caray! -pensó-. ¡Qué bárbara es su alteza!

con ese yo me juego la cabeza...

¡Pero si está completamente loco!".

Y cuando gritó el Príncipe: "¡Ese coco!

¡Cortádselo ahora mismo!", en la cocina

brilló la vara del Hada Madrina.


"¡Pídeme lo que quieras, Cenicienta,

que tus deseos corren de mi cuenta!".

"¡Hada Madrina, -suplicó la ahijada-,

no quiero ya ni príncipes ni nada

que pueda parecérseles! Ya he sido

Princesa por un día. Ahora te pido

quizá algo más difícil e infrecuente:

un compañero honrado y buena gente.

¿Podrás encontrar uno para mí,

Madrina amada? Yo lo quiero así...".

Y en menos tiempo del que aquí se cuenta

se descubrió de pronto Cenicienta

a salvo de su Príncipe y casada

con un señor que hacía mermelada.

Y, como fueron ambos muy felices,

nos dieron con el tarro en las narices.

Roal Dahl

en "Cuentos en verso para niños perversos"

Ed. Alfaguara

domingo, 27 de septiembre de 2009

Amor en la Biblioteca


Para que luego digan que las Bibliotecas no son románticas: Cada vez que la releo, me gusta más.

AMOR EN LA BIBLIOTECA

Cuentan que cuentan que había

una vez una princesa

que vivía en un estante

de una vieja biblioteca.
Su casa era un cuento de hadas,

que casi nadie leía,

que estaba entre un diccionario

y un libro de poesías.

Solamente algunos chicos

acariciaban sus páginas

y visitaban a veces

su palacio de palabras.

Desde la torre más alta,

suspiraba la princesa.

Lágrimas de tinta negra
deletreaban su tristeza.

Es que ella estaba aburrida

de vivir la misma historia

que de tanto repetir

se sabía de memoria:
la bruja que la hechizaba

por envidiar su belleza

y el príncipe rescatándola

y casándose con ella.

Cuentan que cuentan que un día

justo en el último estante

alguien encontró otro libro

que no había visto antes.
Al abrir con suavidad
sus hojas amarillentas

salió un capitán pirata

que estaba en esa novela.

Asomada entre las páginasla princesa lo miraba.

Él dibujó una sonrisa

sólo para saludarla.

Y tarareó la canción

que el mar le canta a la luna
y le regaló un collar

hecho de algas y espuma.

Sentado sobre un renglón.

el pirata, cada noche,

la esperaba en una esquina

del capítulo catorce.

Ella subía en silencio

una escalera de sílabas

para encontrar al pirata

en la última repisa.

Y se quedaban muy juntos

hasta que salía el sol,oyendo el murmullo tibio

del mar, en un caracol.

Cuentan que cuentan que en mayo

los dos se fueron un día

y dejaron en sus libros

varias páginas vacías.

Muchos otros personajes

ofendidos protestaban:

–Las princesas de los cuentos

no se van con los piratas.

Pero ellos ya estaban lejos,

muy lejos, en alta mar

y escribían otra historia

conjugando el verbo amar.

El pirata y la princesa

aferrada al brazo de él

navegan por siete mares

en un barco de papel.


La he tomado de aquí: 
http://www.7calderosmagicos.com.ar/Druida/Poesias/poesias.htm



Autora: Liliana Cinetto
Publicado con su autorización.
De “Veinte poesías de amor y
un cuento desesperado”
Editorial. Atlántida










Cuando los duendes tienen miedo


Gracias a Literatura Infantil, he encontrado esta página mexicana con recursos didácticos para los niños. De ella he tomado este cuento que me ha parecido divertido.

CUANDO LOS DUENDES TIENEN MIEDO.
Edith Mabel Russo

Cuando los duendes tienen miedo puede ser por varios motivos.
Porque los hombres descubrieron su aldea.
Porque las brujas los molestan con sus chirridos y no los dejan dormir.
Porque alguna lluvia inundó sus calles y no hay botes para todos.
Porque los chicos dejaron de creer en ellos.

Pero en este caso, a los duendes de la aldea, no les pasaba nada de eso. Tenían miedo porque cerca, muy cerca, en una caverna que había estado desocupada por miles de años, se había instalado un terrible dragón. Negro, enorme, cubierto de escamas. Con poderosas garras y con una boca grande repleta de afilados dientes, de la que salían largas llamaradas.
Los duendes tenían miedo, como quien dice, estaban muertos de miedo. Pero lejos de quedarse sentados a temblar, decidieron mudar su aldea a una cueva subterránea (donde igual seguían temblando).

Organizaron su vida de tal manera que casi no tenían que salir. Sólo cada tanto, uno de ellos, elegido mediante un sorteo, iba al bosque a buscar semillas para luego plantarlas y tener suficiente comida por varios meses. Los que se quedaban, le advertían con los ojos afuera de sus órbitas:

—¡Cuidado! Si el dragón te descubre, te golpeará con su cola como si fuera un látigo.

—Si logra acercarse, te quemará con el fuego de su enorme bocota.

—¡Y sus dientes! Si te atrapa te cortará en rebanadas en sólo un segundo.

El pobre duende, elegido por sorteo, salía temblando de tal manera, que durante las primeras horas de su recorrido iba perdiendo todas las semillas que recogía.
Pero la verdad, la verdad, es que el dragón nunca les había hecho nada.

Simplemente, lo que ocurría era que, cada noche de luna llena, se acercaba a la aldea apoyando sus pesadas patas sobre el pasto (el ruido de su paso era estremecedor), respirando profundamente (el viento que salía de su boca agitaba las ramas de los árboles como una tormenta) y mostrando sus dientes y sus escamas que brillaban bajo la luz de la luna (el encandilamiento dejaba ciegos por un rato a todos los duendes).

Cuando eso ocurría, los duendes corrían despavoridos y, generalmente, gracias a sus poderes, desaparecían hasta volver a aparecer todos desparramados por cualquier lado.
Después de varios días, se reencontraban nuevamente en la aldea, y se escuchaba:

—¡Que suerte que no nos golpeó!

—¡Qué suerte que no nos cortó!

—¡Qué suerte que no nos quemó!

Después los días seguían iguales. Con un miedo terrible y con un temblor general que aumentaba a medida que se acercaba la próxima luna llena.

Ese día, el duende Namburetoxamin (elegido en el sorteo) caminaba temblando y recogiendo semillas. Guardaba una y levantaba la vista para ver si aparecía el dragón. Así una, dos, cien veces, hasta que de pronto, un ruido ensordecedor lo sorprendió. Una gran sombra lo cubrió totalmente. Parecía que la tarde se había convertido en noche.

De pronto… silencio.

Namburetoxamin inmóvil, sólo podía mover sus ojos y con ellos vio como una cosa parecida a una cabeza se le acercaba…

—¡Oia! ¡Un duende! —dijo la cabeza (bueno, la boca que estaba en la cabeza).

—¡Oia! ¡Un nene! —dijo el duende— ¡Uf! ¡Qué alivio!

Y como los nenes y los duendes son amigos, minutos después estaban charlando como si se conocieran de toda la vida.

Lo primero que el duende le contó fue lo que sufría su aldea con la amenaza permanente del dragón negro, enorme, cubierto de escamas. Con poderosas garras y una boca grande repleta de afilados dientes, de la que salían largas llamaradas.

Entonces, el nene le dijo:

—Mirá Namburetaxin, digo Namtoxamin, eh… Nambuto…, bueno escuchá: lo que tienen que hacer es juntar corchos para tirarles a las garras y a los dientes y volverlos inofensivos. También desviar un río hacia la aldea, contenerlo con una represa y cuando el dragón se acerque, tendrán, suficiente agua para apagar sus llamaradas. Después, armar un pantano profundo que rodee completamente la aldea para que el dragón se caiga y además, guardar viento en bolsas por si falla lo del agua.

El duende lamentó no tener dónde anotar el plan de batalla pero, luego de agradecer al nene por las ideas, se marchó hacia su aldea repitiendo: “corchos, río, agua, viento, pantano, corchos, río, agua, viento, pantano…”.

Cuando llegó, sin ninguna semilla pero con tantas ideas, los otros duendes lo rodearon completamente para escucharlo. Entusiasmados se repartieron las tareas, las que les llevarían unos cuantos días. Pero el entusiasmo de vencer al dragón negro, enorme, cubierto de escamas, con garras…, eh…esteee…., al dragón malo, los hizo trabajar sin detenerse.
Exactamente una noche antes de la luna llena, todo estaba listo: río desviado, montañas de corchos, bolsas llenas de viento y pantano.

Sólo era cuestión de esperar.

Las horas del día siguiente parecía que pasaban con más lentitud.

Pero el momento llegó.

El cielo comenzó a oscurecerse y la luna redonda se fue asomando detrás de los árboles.
Silencio, intriga, miedo, temblor…

El dragón… ¿aparecería?

Claro que sí. Tapando con su cuerpo enorme a la luna, se acercaba pisando pesadamente y resoplando sin cesar.

Ya estaba cerca, demasiado cerca.

Namburetoxamin estaba listo para dar la orden de ataque. Miró por última vez a los otros duendes que estaban agazapados cada uno en su puesto y levantando su brazo derecho dijo:
—¡Preparados… listos…!

Pero antes de que dijera “¡ya!”, se escuchó la voz gruesa del dragón que decía:

—Perdón… ¿alguien de ustedes sabe leer?

—A-alguien de us-ustedes sabe ¿qué cosa? —dijo Namburetoxamin a punto de desmayarse y todavía con el brazo en alto.

—Leer. Pregunto si alguno de ustedes sabe leer. Es que en mi caverna tengo una pila así de libros de cuentos, pero no sé leerlos, ¿alguien me los puede leer?

—¡Yo no!

—¡Yo tampoco!

—¡Yo no fui a la escuela!

—¡Yo sólo sé las vocales!

—¡A mí no me miren!

Esas y muchas respuestas más se escucharon durante un largo rato.

Entonces el dragón, bajó la cabeza, dio media vuelta y empezó a marcharse.

—¡Esperá! —le gritó Namburetoxamin, tratando de bajar el brazo—. Creo que acá hay una confusión. Voy a hacerte unas preguntas: ¿Nos vas a golpear?

—¡No!

—¿Nos vas a cortar en rebanadas?

—¡Nooo!

—¿Nos vas a quemar?

—¡Claro que no! Ya me aburrí de hacer esas tontas cosas. Ahora quiero tener una vida tranquila. ¡Ya tengo 223 años! ¡Es hora de descansar!

—¿Ah, sí? —dijo el duende encargado de las bolsas llenas de viento—. ¿Y por qué nos asustabas cada noche de luna llena? ¿Eh?

—Ustedes se asustaban. Yo sólo salgo las noches de luna llena porque veo mejor dónde piso, no sea cosa que pise alguna flor…

—¡Aaaahhhh! —hicieron todos los duendes mirándose entre sí.

Y así termina este cuento de los duendes con miedo y el dragón negro, enorme, cubierto de escamas, con poderosas garras y…, bueno, el dragón que no sabía leer.

Ahora, cada día en la aldea se hace un sorteo, pero para saber a quién le toca ir a la caverna a leerle un nuevo cuento al dragón, que siempre los espera con leche y masitas.

Eso sí, lo único que les pidió el dragón a los duendes es que nunca le digan a ningún nene que él no pisa a nadie, no golpea con la cola, no corta en rebanadas, ni larga llamaradas de su boca.

Es que en los cuentos mágicos, los dragones siempre, pero siempre, tienen que asustar.



Texto tomado de la Biblioteca Imaginaria con fines educativos

A este dragón que dibujó María le gusta que le cuenten cuentos antes de ir a dormir.

sábado, 26 de septiembre de 2009

BP, un poema de Giani Rodari


Gracias a la Biblioteca de Cocnetaina he descubierto una interesantísima web para grandes y pequeños: Picole Rime. En ella podéis encontrar desde cuentos a juegos pasando por la poesía, canciones y un monográfico de Harry Potter.

En esta página hay además, una recopilación de cuentos y poesías de Gianni Rodari. Están en italiano pero se entiende muy bien. Os pongo uno de sus divertidos poemas dedicado a las letras del Abecedario.



BP


Tutte le lettere dell'alfabeto 
hanno un suono vivace e lieto 
tranne l'Acca che, come si sa, 
un suono proprio non ce l'ha. 
Ci sono lettere importanti: 
l'A che a tutte sta davanti, 
del suo primato è molto orgogliosa 
e porta sempre la Maglia rosa; 
la Zeta, con cui si scrive «zero», 
è più temuta dell'Uomo Nero. 
Ci sono lettere buone e care 
come la G del verbo giocare.
Certe lettere vanno in coppia, 
e la T spesso si raddoppia... 
Ma la coppia più speciale, 
famosa su scala internazionale, 
è quella che vedete qui: 
una B. con una P. 
B.P... Che vuol dire? Pensateci un po':
forse Buon Pranzo... forse Buon Pro... 
Oppure... Buona Passeggiata? 
Trovate da soli la ... Bella Pensata. 

jueves, 24 de septiembre de 2009

Fabricando Estrellas, un bello poema de Teresa Delgado


Este hermoso poema lo ha escrito una buena amiga de Facebook, Teresa Delgado. Me gusta mucho su poesía, es de esas que cautivan desde la primera sílaba, con las que te sientes identificado/a y que te transmiten mil y un sentimientos.

Teresa Delgado Duque
FABRICANDO ESTRELLAS

Mil millones de luces
Salpican la noche negra
Cuando tú miras al cielo
Se ponen aún más bellas... ... Más información
Se mueren, las muy coquetas,
por que las elijas a ellas
para alumbrar tu sueño de niña
Solo así serán ESTRELLAS.
Esta tambien es de la cosecha de ayer,se la dediqué a Isis a lustedes y a todas las niñas y niños que consiguen con su mirada,transformarnos en universos.
Para tu niño interior con todo mi amor

domingo, 20 de septiembre de 2009

Más blogs de Literatura Infantil


Me he encontrado este Blog sobre Literatura Infantil centrada más en la poesía, es muy bueno. La verdad, es que en estas páginas puedes sacar muchas ideas a parte de que son un buen apoyo para el fomento de la lectura.

Os dejo este poema de Michael Ende sobre los Prólogos de los libros:


Para el niño calmoso o torbellino,
para el finolis, para el nada fino,
para el que cree en el estudio intenso,
para el que siempre teme algún suspenso,
para los monicacos ya grandones
que aún sueñan con muñecas o balones,
y para el que a la noche, con empeño,
cuenta ovejitas mientras llega el sueño,
y para el que de vuelta del dentista,
quiere un libro, mejor que una revista,
y para el que derrumbado en un sillón,
no quiso saber nada de Platón,
para el que, presa de aburrimiento,
busca algún acertijo o algún cuento,
por esos supersónicos señores
super-pelmas, super-computadores,
y para el que acosado por la prisa,
jamás nos deja ver una sonrisa.
Para el que lea el libro, digo yo,
para él, precisamente, se escribió.


MICHAEL ENDE


http://musicaparalaluna.blogspot.com/

Un relato sobre Dragones de Gustavo Roldán

Este relato lo he tomado de Facebook, allí lo ha puesto una buena amiga (Sandra). Me parece un relato precioso, lleno de fantasía, de los que no sólo te hacen soñar sino sentir también.

Para los apasionados.¿Cómo vivir la vida sin pasión?

Cuando los dragones se aman se desatan los maremotos, los volcanes lanzan un fuego endemoniado y los huracanes largan una furia que hace pensar que ha llegado el fin del mundo. Por eso a veces, para amarse sin molestar a nadie, vuelan hasta el cielo más alto, donde las estrellas casi están al alcance de la mano.

Y los dragones creen que el mundo queda en calma. pero se equivocan. Entonces caen rayos y centellas, el cielo parece desplomarse con truenos aterradores, las estrellas fugaces y los cometas de largas colas luminosas corren de un lado para el otro sembrando el pavor, y los tornados enfurecidos se tragan medio mundo.

O la luna o el sol parecen borrarse lentamente en el cielo y todos dicen que hay un eclipse, dando minuciosas explicaciones de cómo la tierra se coloca entre el sol y la luna o la luna delante del sol y etcétera etcétera.

Vanas explicaciones. Las dicen los que nunca miran bien. Si mirasen bien verían claramente la figura de dos dragones que se aman y que van tapando la luz de los astros según se acerquen o se alejen.

Cada vez que alguien piense que está llegando el fin del mundo sólo tiene que abrir los ojos de mirar bien. Los ojos grandes de mirar lejos. Y no creer en tonteras. Pero eso no es nada fácil.

viernes, 18 de septiembre de 2009

Sabias palabras estas de Gianni Rodari


Creo que esta es una de las mejores definiciones del libro. Con pocas palabras se condensa una gran verdad. El autor de las mismas no es otro que el gran Gianni Rodari. para quienes siemrpe se hayan preguntado ¿ qué es un libro? y nunca se han atrevido a ello, a preguntarlo. 


¨Definir el libro como "un juguete" no significa en absoluto faltarle el respeto,
sino sacarlo de la biblioteca para lanzarlo en medio de la vida,
para que sea un objeto de vida,
un instrumento de vida...¨


Gianni Rodari

Orejitas


Bueno, la oreja ( o mejor dicho el oído) ya está bueno del todo así que voy a dedicarle estos lindos versos ( de paso, difundimos algo más de poesía que buena falta hace. Aunque Germán Coppini dijese eso de que son " malos tiempos para la lírica" quizá no sea así y ésta nos ayude a ver las cosas desde una óptica más positiva, no verlo todo negro)

OREJAS

Dos orejas; una para oír a los vivos
otra para oír a los muertos

las dos abiertas día y noche
las dos cerradas a nuestros sueños

para oír el silencio no te tapes las orejas
oirás la sangre que corre por tus venas

para oír el silencio aguza los oídos
escúchalo una vez y no vuelvas a oírlo

si te tapas la oreja izquierda oirás el infierno
si te tapas la oreja derecha oirás…no te digo

había una tercera oreja pero no cabía en la cara
la ocultamos en el pecho y comenzó a latir

está rodeada de oscuridad
es la única oreja que el aire no engaña

es la oreja que nos salva de ser sordos
cuando allá arriba nos fallan las orejas.



Autor: Fabio Morábito
De su libro poesía para niños

jueves, 17 de septiembre de 2009

Un poema sobre la Libertad de Paul Eduard


Hoy me han tocado la fibra más sensible y manifiesto mi protesta a través de este poema. La ilustración que lo acompaña va buscando nuevos horizontes lejos de " tonterías".


POEMA LIBERTAD


Sobre mis cuadernos de colegial
Sobre el pupitre y los árboles
Sobre la arena sobre la nieve
Escribo tu nombre

Sobre todas las páginas leídas
Sobre todas las páginas en blanco
Piedra, sangre, papel o ceniza
Escribo tu nombre

Sobre las imágenes doradas
Sobre las armas de los belicosos
Sobre la corona de reyes
Escribo tu nombre
Sobre la selva y el desierto
Sobre los nidos sobre las retamas
Sobre el eco de mi infancia
Escribo tu nombre

Sobre las maravillas de las noches
Sobre el pan blanco de los días
Sobre las temporadas desposadas
Escribo tu nombre

Sobre todos mis trapos de azul
Sobre el estanque sol enmohecido
Sobre el lago luna viva
Escribo tu nombre

Sobre los campos sobre el horizonte
Sobre las alas de los pájaros
Y sobre el molino de las sombras
Escribo tu nombre

Sobre cada soplo de aurora
Sobre el mar en los barcos
Sobre la montaña lunática
Escribo tu nombre

Sobre la espuma de las nubes
Sobre los sudores de la tormenta
Sobre la lluvia gruesa e insípida
Escribo tu nombre

Sobre las formas que centellean
Sobre las campanas de los colores
Sobre la verdad física
Escribo tu nombre

Sobre las sendas despertadas
Sobre las carreteras desplegadas
Sobre los lugares que desbordan
Escribo tu nombre

Sobre la lámpara que se enciende
Sobre la lámpara que se apaga
Sobre mis casas reunidas
Escribo tu nombre

Sobre el fruto cortado en dos
Espejo y mi habitación
Sobre mi cama vacía
Escribo tu nombre

Sobre mi perro codicioso y tierno
Sobre sus orejas elaboradas
Sobre su pierna torpe
Escribo tu nombre

Sobre el trampolín de mi puerta
Sobre los objetos familiares
Sobre el mar del fuego bendito
Escribo tu nombre

Sobre toda carne concedida
Sobre la frente de mis amigos
Sobre cada mano que se tiende
Escribo tu nombre

Sobre el cristal de las sorpresas
Sobre los labios atentos
Bien sobre el silencio
Escribo tu nombre

Sobre mis refugios destruidos
Sobre mis faros aplastados
Sobre las paredes de mi problema
Escribo tu nombre

Sobre la ausencia sin deseos
Sobre la soledad desnuda
Sobre las marchas de la muerte
Escribo tu nombre

Sobre la salud vuelta de nuevo
Sobre el riesgo desaparecido
Sobre la esperanza sin recuerdos
Escribo tu nombre

Y por el poder de una palabra
Reinicio mi vida
Nací para conocerte
Para nombrarte
Libertad

Ser Joan Fuster: 33 visions sobre l' escriptor


Libros sobre Joan Fuster se han escrito muchos y se seguirá haciendo. Este escritor suecano es una de las máximas referencias a nivel intelectual no sólo de la lengua y la cultura valenciana sino también de la sociedad. Se quiera o no, la obra fusteriana no deja indiferente: hay quien le idolatra y hay quién le odia.

Su obra es muy extensa, no sólo la publicada sino la que guardan aún los cajones de su casa. El año pasado, la Universidad de Valencia editó este libro en el que se recogen unas entrevistas a 33 personas que, de una forma u otra, tuvieron relación con Joan Fuster. Así tenemos las palabras de personas como Raimon o Manuel Boix que compartieron muchas veladas con él o de su vecina, Dolores Fos, sin olvidar la de políticos suecanos como Jaume Lloret o Rafael Matoses.

A lo largo de estas entrevistas se nos va dibujando a un Joan Fuster mucho más humano y cercano. Fuster era una persona que salía muy poco de casa. Mi abuela vivía al lado y era muy normal verlo sentado tras la mesa de su despacho escribiendo sin cesar. A su casa, convertida casi en un santuario, el río de gente era contínuo. Muchos jóvenes de los 70 se acercaban a él en busca de ideas y conversaciones.

Fuster siempre ha sido una figura problemática y continúa siéndolo. Pero creo, sinceramente, que quienes más lo critican son aquellos que más desconocen su obra o que la leen con una serie de prejuicios que les impiden ver lo que realmente está diciendo. Nadie puede negarle la enorme cultura que tenía, una cultura muy humanista y amplia de miras.

Este libro editado, como he dicho por la Universidad de Valencia se completa con un DVD que muestra cada una de las entrevistas. Bromera editó hace años otro con el mismo título pero nada tiene que ver con éste.

martes, 15 de septiembre de 2009

Un cuento de Gianni Rodari: " Caperucita roja"


Me agrada mucho Gianni Rodari, sabe como despertar el gusto por la lectura no sólo entre los más pequeñajos sino, también entre los adultos. Buscando más cosas sobre él me he encontrado con esta particular versión de uno de los cuentos más clásicos y populares: Caperucita Roja. Una Caperucita bastante diferente a la que estamos acostumbrados y conocemos pero igual de tierna y encantadora.

Caperucita Roja de Gianni Rodari

- Érase una vez una niña que se llamaba Caperucita Amarilla.

- ¡No Roja!

- ¡AH!, sí, Caperucita Roja. Su mamá la llamó y le dijo: "Escucha Caperucita Verde..."

- ¡Que no, Roja!

- ¡AH!, sí, Roja. "Ve a casa de tía Diomira a llevarle esta piel de patata."

- No: "Ve a casa de la abuelita a llevarle este pastel".

- Bien. La niña se fue al bosque y se encontró a una jirafa.

- ¡Qué lío! Se encontró al lobo, no a una jirafa.

- Y el lobo le preguntó: "Cuántas son seis por ocho?"

- ¡Qué va! El lobo le preguntó: "¿Adónde vas?".

- Tienes razón. Y Caperucita Negra respondió...

- ¡Era Caperucita Roja, Roja, Roja!

- Sí y respondió: "Voy al mercado a comprar salsa de tomate".

- ¡Qué va!: "Voy a casa de la abuelita, que está enferma, pero no recuerdo el camino".

- Exacto. Y el caballo dijo...

- ¿Qué caballo? Era un lobo

- Seguro. Y dijo: "Toma el tranvía número setenta y cinco, baja en la plaza de la Catedral, tuerce a la derecha, y encontrarás tres peldaños y una moneda en el suelo; deja los tres peldaños, recoge la moneda y cómprate un chicle".

- Tú no sabes explicar cuentos en absoluto, abuelo. Los enredas todos. Pero no importa, ¿me compras un chicle?

- Bueno: toma la moneda.

Y el abuelo siguió leyendo el periódico.

Es de su obra " Cuentos por teléfono"

lunes, 14 de septiembre de 2009

Los " 40 Principales" de la Biblio


Emulando un poco al mítico Joaquín Luqui... " ¡ Oh yea, yea, tú y yo lo sabíamos. Sabíamos que llegarían al número 1". Estos son los libros que han arrasado este verano. No los pongo por orden de " préstamo".

- La trilogía de Stieg Larsson: Con ésta me ha pasado lo mismo que con el famoso Código: si hubiese tenido toda la Biblioteca llena de ejemplares de la trilogía no hubiese tenido ni para empezar. Hay 3 ejemplares de las 3 novelas, en total 9 y ninguna está más de 1 minuto en la estantería.

- La saga vampírica de Sthepenie Meyers: Esta si que la he leído y entiendo el por qué del éxito pues engancha. También está teniendo mucha aceptación " The Host" aunque un poquito menos porque muchos no saben que ha editado una nueva novela.

- "El Juego del Ángel" y " La Sombra del Viento": Pese a todo lo que sigue arrasando La Sombra, la nueva novela de Ruíz Zafón sí, se presta pero no con tanto tirón como la otra. En comparación, "La Sombra del Viento" le gana por goleada incluso los lectores dicen que es mucho mejor.

- El inebitable
Follett, junto con Grishman y Robert Gordon siguen teniendo tirón. Uno con sus Pilares ( más que con "Un Mundo sin fin") y los otros con sus abogados y médicos. Confieso y reconozco que no me gustan nada de nada.

- Las novelas de Mariam Keynes: Tengo varias y todas están prestadas. A la gente le gustan y no sólo tiene lectoras, también los chicos la están descubriendo.

- Las novelas de Federico Moccia: Tienen mucho romanticismo y eso atrae. Su público lector es netamente femenino.

- La saga de "El Clan del Oso cavernario" es un clásico de cada verano. Los 5 se prestan mucho.

- Las novelas de Ángela Becerra. Los usuarios de El Perelló, como yo, la han descubierto este verano y están encantados. Tengo las 3 novelas que ha editado y ninguna está en la estantería.

- Las novelas de Isabel Allende. es otra de las clásicas. Ahora mismo se acaban de llevar la última que ha publicado.

- " Los Crímenes del Número Primo" de Reyes Calderón junto con su nueva novela. Así como "La soledad de los números primos".

- Las novelas de Lucía Etxebarría especialmente "Un Milagro en Equilibrio" y "De todo lo invisible"

En valenciano destaca Joan Fuster y las novelas de Josep Franco.

El volúmen de préstamo ha sido grande este verano, aún no tengo la estadística pero pronto la pondré. Creo que hemos superado con creces los datos del verano pasado y eso me gusta.