martes, 12 de agosto de 2008

¿ Un nuevo Farenhei?


Bueno, la Carta-Manifiesto de José Luís Sampedro que me ha remitido mi amiga Cristina ya la conocía. Una carta que no tiene desperdicio y que es todo un alegato a favor de la lectura y en contra de esa estúpida manía que se le ha metido en la cabeza a muchos políticos de cobrar cánones por todo lo que tenga que ver con la Cultura.

De sobra es conocído el lío que se montó hace unos meses como consecuencia de la entrada en vigor del cobro de canon a discos compactos, memorias USB, cámaras digitales y todo aquello que pueda servir para almacenar datos. ¿ La excusa? Pues que la SAGE nos veía a todos como una especie de piratas y daba por echo de que usamos estos productos para copiar y copiar, para comercializar con la música o las películas. No pensaron que mucha gente utiliza estos artículos para guardar sus propias creaciones.

Bien, pero no sólo han puesto su ojo sobre la música ahora le toca al libro. Ya hace años que, desde Bruselas, se está atizando a las Bibliotecas Públicas para que se imponga el pago de un cánon por el préstamo de un libro. Idea surgida de las Bibliotecas nórdicas que, no sólo tienen un mayor presupuesto y su sociedad posee un mayor nivel económico, sino que tienen otra idea de las Bibliotecas. Países como Francia o Italia se negaron a aplicar el canon siendo sancionados.

¿ Por qué este canon? Ya desde el principio el susodicho, choca con todos los principios bibliotecarios empezando por el Manifiesto de la UNESCO de 1942 sobre Bibliotecas Públicas. Una Biblioteca Pública es éso: pública y es contraproducente querer cobrar un dinero por un servicio público.

Desde los Gobiernos de turno se quejan de que la gente no lee, ¿ van a hacerlo más así? No, lo único que van a lograr es " espantarlos". Y así no se promociona ni impulsa la lectura, todo lo contrario.

Os dejo el Manifiesto de José Luís Sampedro, él es escritor y está totalmente en contra de esta tontería que se han sacado de la manga en Bruselas.

Se pretende obligar a
las bibliotecas públicas a pagar 20 céntimos por cada libro prestado en concepto
de canon para 'resarcir' a los autores. Mientras la gente de a pie apenas llega
a fin de mes, los ya millonarios se forran a cuenta nuestra. No consientas
tamaño atentado contra la cultura y pasa este mensaje a todos tus amigos.

POR EL PLACER DE LA LECTURA:

La SGA (Sociedad
General de Autores) ataca de nuevo.

Escrito y firmado por
José Luis Sampedro, escritor.


POR LA LECTURA

Cuando yo era un
muchacho, en la España de 1931, vivía en Aranjuez un Maestro Nacional llamado D.
Justo G. Escudero Lezamit. A punto de jubilarse, acudía a la escuela incluso los
sábados por la mañana aunque no tenía clases porque allí, en un despachito que
le habían cedido, atendía su biblioteca circulante. Era suya porque la había
creado él solo, con libros donados por amigos, instituciones y padres de
alumnos. Sus 'clientes' éramos jóvenes y adultos, hombres y mujeres a quienes
sólo cobraba cincuenta céntimos al mes por prestar a cada cual un libro a la
semana. Allí descubrí a Dickens y a Baroja, leí a Salgari y a Karl May.

Muchos años después
hice una visita a un bibliotequita de un pueblo madrileño. No parecía haber sido
muy frecuentada, pero se había hecho cargo recientemente una joven titulada
quien había ideado crear un rincón exclusivo para los niños con un trozo de
moqueta para sentarlos. Al principio las madres acogieron la idea con simpatía
porque les servía de guardería. Tras recoger a sus hijos en el colegio los
dejaban allí un rato mientras terminaban de hacer sus compras, pero cuando
regresaban a por ellos, no era raro que los niños, intrigados por el final,
pidieran quedarse un ratito más hasta terminar el cuento que estaban leyendo.
Durante la espera, las madres curioseaban, cogían algún libro, lo hojeaban y a
veces también ellas quedaban prendadas. Tiempo después me enteré de que la
experiencia había dado sus frutos: algunas lectoras eran mujeres que nunca
habían leído antes de que una simple moqueta en manos de una joven bibliotecaria
les descubriera otros mundos. Y aún más años después descubrí otro prodigio en
un gran hospital de Valencia. La biblioteca de atención al paciente, con la que
mitigan las largas esperas y angustias tanto de familiares como de los propios
enfermos, fue creada por iniciativa y voluntarismo de una empleada. Con un
carrito del supermercado cargado de libros donados, paseándose por las distintas
plantas, con largas peregrinaciones y luchas con la administración intentando
convencer a burócratas y médicos no siempre abiertos a otras consideraciones, de
que el conocimiento y el placer que proporciona la lectura puede contribuir a la
curación, al cabo de los años ha logrado dotar al hospital y sus usuarios de una
biblioteca con un servicio de préstamos y unas actividades que le han valido,
además del prestigio y admiración de cuantos hemos pasado por ahí, un premio del
gremio de libreros en reconocimiento a su labor en favor del libro.

Evoco ahora estos tres
de entre los muchos ejemplos de tesón bibliotecario, al enterarme de que resurge
la amenaza del préstamo de pago. Se pretende obligar a las bibliotecas a pagar
20 céntimos por cada libro prestado en concepto de canon para resarcir -eso
dicen- a los autores del desgaste del préstamo.

Me quedo confuso y no
entiendo nada. En la vida corriente el que paga una suma es porque:

a) obtiene algo a
cambio.

b) es objeto de una sanción.

Y yo me pregunto: ¿qué
obtiene una biblioteca pública, una vez pagada la adquisición del libro para
prestarlo? ¿O es que debe ser multada por cumplir con su misión, que es
precisamente ésa, la de prestar libros y fomentar la lectura?

Por otro lado, ¿qué se
les desgasta a los autores en la operación?.¿Acaso dejaron de cobrar por el
libro?. ¿Se les leerá menos por ser lecturas prestadas?.¿Venderán menos o les
servirá de publicidad el préstamo como cuando una fábrica regala muestras de sus
productos? Pero, sobre todo: ¿Se quiere fomentar la lectura? ¿Europa prefiere
autores más ricos pero menos leídos? No entiendo a esa Europa mercantil.
Personalmente prefiero que me lean y soy yo quien se siente deudor con la labor
bibliotecaria en la difusión de mi obra.

Sépanlo quienes, sin
preguntarme, pretenden defender mis intereses de autor cargándose a las
bibliotecas. He firmado en contra de esa medida en diferentes ocasiones y me uno
nuevamente a la campaña.

¡NO AL PRÉSTAMO DE PAGO
EN BIBLIOTECAS!

José Luis Sampedro



lunes, 11 de agosto de 2008

¡ Colapso ¡


Sí, sí, sí, síííí... ¡ Por fin puede hablarse de colapso en la Biblioteca de El Perelló en el verano de 2008 ¡ ¿ Por? Simplemente, la Sala está llena de gente, tanta que se ha tenido que habilitar otra mesa y aún así faltan sitios.

A pesar de la crisis y de la poca gente que hay este verano en El Perelló, la gente está respondiendo como nunca a la Biblioteca. No sólo hemos superado la barrera de los 3.000 socios sino que el número de usuarios que se acercan a ella cada día ronda las 300 personas o más. Cifra nada desdeñable y que refleja que la gente ha acogido muy bien el nuevo espacio.

Desde que nos trasladamos, la Biblioteca de El Perelló ha recuperado su ritmo ascendente. Tan sólo falta incrementar un poquito más el Fondo Bibliográfico renovándolo con nuevas adquisiciones aunque alguna novedad hay por ahí, tanto conocida ( best sellers como las nuevas novelas de Ken Follett y Carlos Ruíz Zafón, o joyas como " Los Hombres que no amaban a las mujeres" u otro niño que no tardará en tomar el relevo al de el pijama a rayas; " El Niño 44").

Buenas, buenísimas novelas, a disposición de todos. A parte de ello, también se han realizado actividades culturales como:

- La Exposición de pintura de Joaquín Esteve.

- La Exposición de pintura de Rober Pomares.

- La Exposición de Fotografías Antiguas de El Perelló de Don Javier

- La Exposición de Maquetas de Barcos y Herramientas de Carpintería Antigua organizada por los Jubilados de El Perelló.

Exposiciones de las que haremos un Post así como de un libro que tiene mucha relación con El Perelló y su Historia. Libro que habla sobre los niños refugiados durante la Guerra Civil a cuyo frente estuvo uno de los renovadores del sistema pedagógico español: Don Ángel Llorca.